sábado, 11 de septiembre de 2010

ENTRANDO EN EL REPOSO DEL SEÑOR


Mateo 11:28


11:28 Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar. (RV 1960)


11:28 Luego dijo Jesús: “Vengan a mí todos los que estan cansados y llevan cargas pesadas, y yo les daré descanso.(Biblia Lenguaje Sencillo)



Alguna vez se ha puesto a pensar sobre el significado de Génesis 2:2. ¿Realmente Dios necesitaba reposo?. ¿Es un aspecto divino el cansancio?. ¿Qué podemos decir respecto al cansancio de Dios?.

Realmente resulta asombroso encontrarnos hoy en día con situaciones en las cuales no tengamos que cargarnos o cansarnos. Pero la realidad es que nuestra vida esta llena de situaciones y circunstancias relacionadas con el cansancio y la fatiga.

El mismo estrés es un resultado de las múltiples ocupaciones que tenemos en la vida cotidiana y no resulta nada nuevo encontrarnos con personas que viven permanentemente enfermas y enojadas a causa de su ritmo de vida. En sí, este tipo de circunstancias nos afectan a todos de una u otra manera y muy directamente cuando las situaciones de vida por las cuales estamos pasando se ven confrontadas por el acelere en el que vivimos y las múltiples responsabilidades a las cuales nos vemos enfrentados.



UN MANDATO DIVINO

Génesis 2:2-3 dice: “Y acabó Dios en el día séptimo la obra que hizo; y reposó el día séptimo de toda la obra que hizo. Y bendijo Dios al día séptimo, y lo santificó, porque en él reposó de toda la obra que había hecho en la creación.”

¿Realmente Dios tenía la necesidad de descansar? Por supuesto que no. Pero la aplicación del mensaje que nos presenta este texto va muy ligado a lo que plantea Mateo 11:28 relacionado con el poder y la autoridad de Dios.

Dios es un Dios de poder, orden y autoridad. Tiene muy claro hasta donde somos capaces de llevar nuestras cargas y estipula de manera directa el cumplimiento de un mandato simple, que para muchos se volvió algo religioso: El reposo. Pero, nótese algo muy importante dentro del texto: lo santificó. No se trata de cualquier tipo de reposo, o lo que en algunas culturas definen como “pereza”. Se trata de un reposo que tiene que llevarnos obligatoriamente a la santidad.



LOS QUE NO ENTRARON EN EL REPOSO

El Salmo 95 nos habla de la alabanza que debemos dar al Señor por sus grandes maravillas y por su Poder. Pero también hace énfasis en el verso 7 al 11, que los duros de corazón y aquellos que no oyeron su voz, no entrarán en el reposo de Dios. Es claro que en la perspectiva del Antiguo Testamento, el reposo se considera un premio para aquellos que cumplen los mandatos de Dios, los guardan ponen por obra. Pero también es claro que nos encontramos con una perspectiva que es futura.

Ezequiel 20:12 dice: “Y les di también mis días de reposo, para que fuesen por señal entre mí y ellos, para que supiesen que yo soy Jehová que los santifico.”. No se trata de un día cualquiera, sino de una señal dada por Dios, por medio de la cual, el Señor esta santificando a su pueblo. Pero al seguir el relato de Ezequiel, vemos que el pueblo se apartó del Señor, pese a la gran misericordia y el infinito amor que tenía Dios por su pueblo.



LA INVITACIÓN AL PUEBLO SANTO DE DIOS

1. Poner las cargas en Cristo y entrar en su reposo.

Mateo 11:28 nos da la dirección del verdadero reposo en el Señor. Jesús tuvo muchas dificultades con los religiosos de su época, que no entendían porque este hombre, que le decían Jesús, constantemente quebrantaba la norma del Sabbat haciendo cosas que normalmente estaban prohibidas para el pueblo judío como cosechar granos en día de descanso, sanar enfermos, entre otros. Pero lo que realmente estaba haciendo Jesús era abriendo las puertas al verdadero reposo estipulado por el Señor desde Génesis.

El Señor, durante todo el tiempo hacía mucho énfasis en guardar el día de reposo, pero esto siempre tenía su acento especial en guardar sus mandamientos, porque de esta manera Dios tenía planes de santificar a su pueblo. De manera que ya no era simplemente no hacer muchas cosas en el día de reposo, sino el hecho de que, se debía hacer un alto en el camino, delante de la presencia de Dios y, como decimos en nuestra cultura, arreglar las cargas delante del Señor.

Ahora bien, cuando Jesús hace referencia al yugo, no solamente habla de las cargas y de las dificultades de la vida cotidiana que tanto nos afligen, sino que apunta a todo aquello que, en el ámbito espiritual, se esta convirtiendo en una carga. Cosas como la falta de oración, la falta de revelación, la falta de vida espiritual, se han convertido en muchas personas como los grandes yugos que no les permiten vivir en una vida abundante de la misericordia del Señor.

Más aún, no estamos haciendo referencia a un reposo futuro, ya que la expresión de Jesús en este texto es a presente: “Y yo os haré descansar”.

Es así entonces que entrar en el reposo de Jesús, significa entrar, como dice el apóstol Pablo, en la paz que sobrepasa todo entendimiento, no solamente en el tiempo futuro, sino que es también en el tiempo presente



2. Permanecer en el reposo del Señor.

Hebreos 4 hace referencia a los que no entraron en el reposo del Señor y de igual forma a la Iglesia, como destinataria, por la fe, a heredar el reposo que fue negado al pueblo rebelde que se manifestó en contra de Dios, durante el anterior pacto.

El verso 1 dice claramente: “Temamos, pues, no sea que permaneciendo aún la promesa de entrar en su reposo, alguno de vosotros parezca no haberlo alcanzado”. Y en el verso 11 dice: “Procuremos, pues, entrar en aquel reposo, para que ninguno caiga en semejante ejemplo de desobediencia.”.

Generalmente, un hijo en desobediencia a Dios, es un hijo turbado y agotado. No podemos hablar de paz, de gozo o de reposo, cuando en nuestro corazón hay desobediencia y rebeldía. Y es muy difícil para aquel que esta en rebeldía, experimentar la maravillosa presencia del Señor que otorga la paz que viene de lo alto.

Por eso Jesús enfatizó constantemente el amor y la reconciliación como mecanismos de restitución que Dios usa para devolver la paz y el gozo a sus hijos. Un corazón que no esta dispuesto a vivir el perdón, la reconciliación con Dios y con su prójimo, no puede entrar en el reposo del Señor y menos, permanecer en él.





Nota final:

• Actualmente ¿Estás viviendo en el reposo del Señor?

• ¿Cuáles son las cargas o yugos que aún no le entregas a Jesús?

• En el altar de Dios, dispón tu corazón en actitud de arrepentimiento por aquello que ha frenado el reposo del Señor para tu vida, entrégale todas las cargas que aún guardas celosamente en tu corazón y renueva tu oración de fe, para que Cristo te de reposo y recibas la paz que sobrepasa todo entendimiento.

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